Yo sé cuando mentirte y esperar; luego apreciar tus perturbadas neuronas
intentando absorber el jugo, la brutalidad de mis palabras.
Yo sé cuando y cuanto, cómo y dónde, y duele, aunque no quisiera ser cruel.
Quizás las realidades no sean tan paralelas después de todo.
Acá, conmigo.
El infierno de los finales se va terminando. La aceptación y el haberme conocido y saber cuando y cuanto. Levantar la cabeza gacha, sometida a mis medios.
Y con las manos llenas de sangre me invito a desayunarme de mí, abstraerme y gozar de ser humana, ser cruel, dolida, dolorosa. Compartirlo conmigo, llorar de culpa, de dolor.
Llorar, extraviar la inocencia. Acariciar las heridas más frescas; sentirlas, buscarlas.
Casi sádica, pero no. Sólo presente.
Yo sé que alguna vez palpaste mi oscuridad...