Pleno de tu canción,
tengo el plexo ahuecado y profundo
perpetrado de inmediateces tuyas,
de complexiones mías,
aunque quiero, ya vas a ver.
Un placer me nace y me urge
como el amor de Dios
para y por tu nada, aunque confieso,
Sí, tus manos,
que estarían muy bien en mis mejillas
principalmente,
para dormir abrazada a vos,
sólo en extremidades.