y era miel de mis propios pechos
y de tu propio sexo,
era miel que nos brotaba
de los poros en cada abrazo,
la misma miel
que se derretía en tus ojos
mirándome tan profundo.
Por momentos tuve miedo
de deshacerme como la miel
al calor del sol, el sol de tu plexo,
chorrear un néctar danzante
sobre tu cuerpo y sobre tu jardín interno;
verde y miel, hojas y miel...
Un almíbar en tus papilas gustativas
sentían las yemas de mis dedos
en tu lengua.
Tuve miedo de deshacerme
Tuve miedo de deshacerme
en lo antiguo de la miel,
la jalea real;
y aún antes,
convertirme en las abejas mismas
buscando lo dulce,
sobrevolando tu cuerpo
de flores carnívoras
y tus ojos de polen silvestre,
y allí transformarme
en lo previo aún, en el viento,
tocando y moviendo tu pelo,
acariciando tus ramas,
partes blandas,
y su firmeza de arboleda
del fin del mundo...
Sofía
10/3/18