de estar presente ante este dolor eléctrico,
de no evadirme y transitarlo,
de poner este guiso que tengo de entrañas sobre la mesa
y decir:
Yo soy nadie
y esa
es la fuerza,
-la callada o silenciada-
de percutir esta sístole-diástole
cada segundo que le da coraje
y sentido a la vida.
Tengo una presencia tan concurrida
que asiste por sí misma a mi desgano
porque prefiere presenciar mi espanto,
para después saber que estuvo,
que existió y fue sangre conmigo,
a huir de la presentación pictórica
de su propio naufragio de mar seco,
de ignorancias latitudinales.
No me cabe sino denunciarlo todo,
hasta a mi misma,
que quién me creo que soy
y derrumbarme hasta el subsuelo-inconsciente
de arquitecturas de paja y barro
que he creído aceros inoxidables,
pero la conciencia todo lo atraviesa
y este agujero negro de pupila
otea cuando puede y permea
todo lo caduco que he encerrado.
Quién será esta doña nadie que acontece en mi carne,
sino una podredumbre antepasada...
...humus fértil para futuros campos.