Este dolor cúbico en mi pecho se materializa
en pensamientos-vidrios-rotos y escurre,
con ese mismo filo,
por mis ojos sutiles, los que no ves.
Mi alma tan pequeña dentro de mi corazón,
el que no bombea sangre,
se estriñe únicamente por no saber... todo lo que no sabe.
Mi yo se entera, claro,
de la catarsis tuya,
inerte se queda, sin embargo,
helada de dolor.
Y, ¿qué es este dolor de carne y hueso que me atraviesa?
¿Qué son estas manos tiesas?
¿Qué es esta muerte inmediata
que me deja acostada en el piso patas para arriba,
por suerte, para que la sangre vuelva a donde pertenece?
¿Qué tiene si mi destrucción masiva te apabulla?
¿Cuanto miedo pueden dar las palabras? Si no son nada...
Esa oscuridad de querer dejar prendida la lamparita de noche
te permea aunque no la quieras ver, y qué.
No es nada.
No dura. No muere.
No es.
...Despierta!
2/9/13