Me gusta cuando llueve porque aclara el silencio,
los árboles dejan caer las gotitas
que apenas hablan cuando tocan el suelo
y pareciera qué la gente tiene más sueño
o melancolía
y así todo frena, las mentes también.
El silencio hace un becuadro hasta las 8 y
media,
ojalá durara mas, por ejemplo todo el día;
Me recuerda a Córdoba y el contrapunto del aire
con una amiga que cocinaba como un hada,
llenándonos de amor un abril,
y de calentito el alma.
No me imagino que vuelva el invierno,
me da miedo de que se incruste en mis huesos
y me gangrene el alma,
Aunque el horizonte rojo calma,
me cuenta otras historias,
y yo sé que los terremotos
me siguen donde vaya.