Tuesday, December 22, 2009

No tengo más poesía

Mi silencio es mi mejor regalo, mi mayor esfuerzo, todo mi amor. Ojalá algún día se vaya con vos y ahí se quede, así no se me desgarra la piel cada vez que no sé de vos y que me llueven los ojos y llueve afuera.
Te extraño tanto, sabés? Pero estás tan lejos y te fuiste en las lágrimas de esos ojos que solían darme tanta paz. Y me siento tan sola, pero quiero ser libre algún día de ataduras y poder llover sin vos también.
Te extraño y te imagino en tu balcón oscuro con labios de yerba mate de esos que nunca nadie más tiene y pienso que ojalá pudieramos estar juntos y salir al frío, inventar un nuevo génesis. Pero te dí lo mejor de mí y se desgarró cuando arrancaste los capullos que me solían florecer y que no tenía miedo de mostrarte para que sepas quién soy.
Te extraño y no lucho, me entrego a lo que somos como una vez me abrí a tus brazos y a tu camino.
Y me dolieron los pies...

Thursday, December 03, 2009

Incapacidad parcial

De repente un instante son tus ojos y un llanto, un recuerdito que se pasea en frente mio y una punzada en la boca del estómago a falta de mariposas, que me deja inválida, ciega, desmembrada, con un querer y no poder, con un ser y no ser.

Y dios cómo te extraño cuando creía sentirme mejor.

Ojalá me eligieras, ojalá pudieras, me encantaría tanto, no te miento.
Cómo cuesta caminar con una sola pierna o un solo brazo, algunos días los inválidos son los ojos; algo seguro que me recuerda a vos, como si no perdieras oportunidad para aparecerte en mi vida. Ojalá me arrancaran el brazo o el pecho, o lo que me recuerde a vos ese día porque no se puede vivir desmembrado de todos lados, todas las semanas,
ni cojeando una ausencia.

Sin embargo vos te quedás y duele tu ausencia-presencia porque inevitablemente, ineludiblemente, estás o estabas y acá quedó parte de lo que diste y seguro que mucho anhelo de un poquito más. Y te grito e insulto porque me da odio entenderte y amarte, y todo junto.

Qué hago con todo este tiempo, los segundos infinitos que intento olvidarte pero es imposible, dios, es imposible arrancarte, me quedo sin piel. Y no importa cuanto quiera tirar y escupir tus cosas porque las quiero cerca mio, me gusta que estés, sería tan lindo que no te vayas de mi vida sabés, pero andate porque como te dije, no puedo vivir cojeando o disfónica, o ciega, o tonta, o idiota, o sin vos.

Sofía.

Wednesday, March 11, 2009

Hipérbole

Tenía tanto odio que se le empezaron a desprender las pestañas y salir disparadas como proyectiles hacia la gente que caminaba por SU misma vereda.
Odiaba cada segundo que había gastado en personas tan perversas, que cualquier cosa de su cuerpo tomaba forma de arma letal.
Sus uñas empezaban a crecer como garras, y con una finura tan propia como la que sólo ella tenía, desarmaba cualquier retazo de ropa y carne que concurría a su paso.
Sangre y piltrafas se deshacían en el aire, y con la misma dedicación con la que la gente vomitaba ante los cuerpos descuartizados, se levantaba y la observaba como la diosa de la perdición.
Luego de un rato, la gente empezó a lanzarse en su camino para ser muerta con glamour: posando un salto monumental o un tropiezo naif, que terminaban en bolsas de huesos abióticas y desfiguraciones cuasi culinarias.
Ella no encontraba cosa más desagradable que perder pestañas, uñas, sudor, en proyectiles armados que robaban un poco de su odio por sí misma y lo transmutaban en tempestades y masacres mundiales.
Sin embargo, cada vez se sentía más aliviada y comprendía el asqueroso egoísmo narcisista circundante; la perversa sensación de gozar el sufrimiento ajeno tan íntimamente como el sexo mismo, el forcejeo de la garganta en la angustiosa mañana en la que despiertes y te figures que tu culpa volvió a vos, y te ahogó en tu dulce cama,
tragando mierda.

Sofía.
06/03/09

Thursday, January 15, 2009

Relato matutino

No hacía mucho me habría despertado; me daba cuenta por los escalofríos friolentos de esas horas después de despertar y el intento de resfrío que replicaba mi nariz.
Me escondía las manos bajo los brazos como refugiándolas del invierno pero ya estaban calientes, así que no tenía sentido.
Hacía poco había empezado a notar esos reflejos que uno tiene cuando comienza a tener más años vividos, es decir, haber vivido una rutina durante algunos años y ahora notar esos dejos de actitudes que alguna vez tuvimos en las mañanas, como ese sueño desbocado de despertar a las 6am y dormir 5 horas todos los días.
Con esos recuerdos me vuelven otros (cosa que me hace acordar el viento en la cara, no por caminar sino por el viento que hay) sobre todo el último año: Hacía mucho no disfrutaba tanto; me habría hundido en alguna ciénaga llena de barro y aburrimiento que reiteraba tanto en las mismas ideas y me solía encantar chocarme con esa pared que era eso y no iba a dejar de pertenecer al rubro del CONCRETO citadino y ahí iba yo con mi frente tan alta y orgullosa a estamparmela y hacerla sangrar y claro, naturalmente llorar y llorar como una niña empecinada en que su caramelo sea chupetín y CÓMO PODÍA SER que fuera de otra manera.
Ahí iba yo balanceandome torpemente y es tan palpable ese viento en la cara de caminar a la escuela, siempre pensando en vos, tu voz dulce que me seducía hasta retorcerme y querer correr a amarte despiadadamente de todas las maneras y saber que aunque fuera pronto, vos me ibas a amar y me lo habías demostrado con tu cuerpo y tus festos; deslizandome los breteles despacito, inseguro al principio pero con tanta decisión luego que asumí que hacía rato los dos queríamos y habíamos guardado el fuego tantas veces traduciendolo en pequeños gestos y que luego, aquella mañana, explotó cuales fuegos artificiales en cascada dorada, como esos de fin de año que se ven desde San Juan, por lo menos.
Y todo eso desde Rivadavia hasta Díaz Velez; era tan nueva la vida, como ahora, empezando nuevos andares y con las ganas tan a flor de piel que el olor a flor se me repartía por los capullos que me florecían en los poros, y que los tenía que andar arrancando para que no se descubrieran mis propiedades vegetales de fundirme con la tierra (y luego a vos no te lo tuve que ocultar más porque me dí cuenta que tu sangre era savia y yo ni era tan rara ni estaba tan sola en mi rareza como había creído una y otra vez).
Balanceandome subía las escaleras como quien va a llegar arriba y encontrar la felicidad o una pava mágica de las que salen genios que cumplen deseos, pero no, sólo eran las ganas de seguir sintiendome tan viva y tan aventurera como nunca habría creído! Sí, a mi me gustaban las montañas, el camping, el frío helado de la mañana y las sienes y así como quién no quiere aceptar la subyugación auto impuesta, me fuí desprendiendo de teorías y desprendiendote los botones de la camisa: Yo sabía que algún mapa escondido encontraría en tu piel, que yo quería tanto olfatear como si el instinto animal de saberte bueno me superara la racionalidad y cualquier tipo de intento de hacerme la normal y centrada.
¿Quién no se da cuenta?



Sofía.
14/01/09