Friday, July 26, 2013

Desnudez II

Tendría que declarar y hacer campaña
de que ya fui,
que ya fue el tiempo de este cuero
perforado y enriquecido,
doblegado por temoramor
y curtido en su propio miedo.

Tendría que preparar un guiso
con estas entrañas viejas
que ya no son mías, que nunca lo fueron
y darle de comer -para que se mueran de hambre-
a memorias pasadas, amarguras lustradas
con decoración psicópata.

Que ya fueron, que ya se fueron de mí.
(Qué bueno. Qué suerte).

Después del guiso, de la guerra,
quedé así, desnuda, sin piel.
Y qué mejor te puedo dar,
qué más querrías de mí
que mi desnudez y mi prana,
que el helado de mi pecho sin nada.
Sin cuero curtido, sin nada, sólo alma.
Sólo alma.

Nada más que yo.
Nada más que.
Nada más.
Nada.

Fotografía y edición: Ansilta Santos
http://cargocollective/aansil





Urbe II

"... y es cuando humedezco los ojos
de la carne que me habita;
soy un domiciliado irreverente de la brisa
que anda tras los pájaros,
irremediablemente".

Sebastián Slobodjanac



La carne que me habita va,
húmeda,
en este colectivo grotesco.

La urbe la ampara,
la reclama a las 9 am en la oficina
y en las salas de reuniones.

¿Qué bocina tiene la voz del alma?

El colectivo dobla y la oreja se me cae al piso,
escuchando itinerarios posibles de personas extrañas.
Monstruos o mounstros al límite del caño de escape,
ratitas muertas, pobrecitas, por ahí.

Cristales cuajados entre mis dedos,
la oreja que se me cayó se enfría en el pavimento,
al árbol pinchudo le cortaron las raíces y lo dejaron manco;
la cotorra de la mañana se fue a dormir.

Mi sombra es doble
y te espera en mi cama.
El balde de agua sucia,
el gato que saluda y muerde.

"Se te cayó la oreja".
"Ah, gracias".

Se besan.
Mutis por el foro.


Ilustración: Ansilta Santos
http://cargocollective/aansil



Tuesday, July 23, 2013

Akash

Tocás la guitarra mientras termino la última nota del té de limón,
y me voy desenredando en las cadencias.
Después de un rato ya no me queda nada, ningún nudo, siquiera el hilo
y me lleno de esa nada, una nada que me completa.
Todavía no dilucidé bien cómo funciona.

Un halo de música y de perfume a akash te sigue los pasos
mientras miro por la ventana (¿la ventana o Dios?)
cómo te vas, cual Capuletto sin poesía,
porque te la llevás por suerte, así puede fluír más de este lado,
sino no sé cómo haría, te juro.


Ya por Zapiola no te veo más, así que cierro los ojos,
siento un espacio y escribo esto,
para que este espacio no sea un vacío,
sino un espacio,
muy tuyo y mío,
o muy de nadie
porque en realidad...


N o   h a y   d o s.




Ilustracion: Ansilta Santos